En ese afán de desaburrirnos y no “oxidarnos”
en un mundo burocrático y nimiedades de poder, llegamos a proponer unos
ejercicios perceptivos de la ciudad de La Paz, con mis compañeros de chat del
trabajo. El ejercicio propuesto fue sacar 3 fotografías a objetos de nuestras
habitaciones que nos representan La Paz, y éstas son mis fotos en orden de
captura:
1.- Es la foto de la foto que Holiver tomo
después de haber escalado por alrededor de 2 horas y haber cargado en sus
espaldas 50kg de yeso para grafitear en el inmenso lienzo verde, poco después
su punto blanco desapareció. Tomó esta fotografía al llegar la cima y se dio
cuenta que existía algunas vacas y caballos libres. Más allá de la anécdota que
me conto, es lo que es y fue La Paz, contenedor de pequeños y maravillosos
paraísos, que no lo encuentra un simple mortal, salvo los mortales que
sacrifican su estado de mortalidad para transformase en retadores de pendientes
y cansancios.
2.- Fotografía tomada a un montón de cámaras,
en la base la cámara fotográfica Kodak
de mi abuelo, un flash memory, un chisguete, y una cámara de yeso de las
alasitas. Aquí entendí La Paz un mix de objetos que aparentan y que no, que son
truchos y que no, que son herencias y que no.
3.- En la fotografía mi humanidad frente al
espejo con la palabra “amor” frente mío. No lo necesito explicar.
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