20 feb 2014

-Oxi.darnos-


En ese afán de desaburrirnos y no “oxidarnos” en un mundo burocrático y nimiedades de poder, llegamos a proponer unos ejercicios perceptivos de la ciudad de La Paz, con mis compañeros de chat del trabajo. El ejercicio propuesto fue sacar 3 fotografías a objetos de nuestras habitaciones que nos representan La Paz, y éstas son mis fotos en orden de captura:

1.- Es la foto de la foto que Holiver tomo después de haber escalado por alrededor de 2 horas y haber cargado en sus espaldas 50kg de yeso para grafitear en el inmenso lienzo verde, poco después su punto blanco desapareció. Tomó esta fotografía al llegar la cima y se dio cuenta que existía algunas vacas y caballos libres. Más allá de la anécdota que me conto, es lo que es y fue La Paz, contenedor de pequeños y maravillosos paraísos, que no lo encuentra un simple mortal, salvo los mortales que sacrifican su estado de mortalidad para transformase en retadores de pendientes y cansancios.
2.- Fotografía tomada a un montón de cámaras, en la base la cámara fotográfica Kodak  de mi abuelo, un flash memory, un chisguete, y una cámara de yeso de las alasitas. Aquí entendí La Paz un mix de objetos que aparentan y que no, que son truchos y que no, que son herencias y que no.

3.- En la fotografía mi humanidad frente al espejo con la palabra “amor” frente mío. No lo necesito explicar.